INCREIBLE: Es la palabra perfecta para describir la experiencia que vivimos con Airbnb en San Miguel de Allende, Guanajuato. Todo inició con la reunión en mi casa de mis hermanos, cuñadas, amigos y por supuesto Luke y Leia. No sabíamos que esperar del viaje. Tomamos la carretera que nos lleva directo a San Miguel de Allende, para llegar al club de Golf Malaquin. Un lugar como de cuento. La casa a la que llegamos tenía una barda que la rodeaba completamente – Luke es un escapista de primera por lo que tenemos que estar al pendiente constantemente de él – por lo que podíamos dejar a Luke y Leia sin preocuparnos.
Nos recibió el host de la casa, Emilio, quien resultó ser una persona sumamente amable. Nos dió el tour para conocer la casa y nos presentó a las señoras que estarían al pendiente de la cocina y de la limpieza. La casa cuenta con 16 camas, así que prácticamente teníamos 2 camas por persona; el jardín que nadie aprovechó tanto como Luke y Leia, corriendo todo el tiempo; la alberca que a pesar de que estaba haciendo frío nos metimos; y que decir de la cocina, estaba WOW. Emilio me dio las llaves y se retiró. Nosotros aprovechamos para ir al centro, pasear y tomarnos fotos en los puntos turísticos de San Miguel.
Regresamos a la casa de airbnb y todos nos pusimos a preparar la comida. Decidimos que ibamos a hacer una carne asada, así que cada uno ayudó a preparar la comida. ¡Nos divertimos muchísimo! Además la cocina tenía el tamaño para que estuvieran varias personas sin sentirnos apretados (y eso que yo sufro con gente en la cocina…). Salsas, guacamole, quesadillas, chiles rellenos de queso e incluso wraps veganos (para los yoguis de la casa), hicimos toda una selección de platillos que hacían que se nos antojara comer más. Por fin nos sentamos a comer y Luke y Leia por fin descansaron después de estar jugando todo el día.
¡Delicioso!
¿Quién diría que podía sentirme como en mi casa en otra ciudad? Todos disfrutamos de la comida y de la buena plática. Terminando decidimos regresar al centro. Es un “must” ir al centro de San Miguel de Allende en la noche. Disfrutamos de la vista, las luces e incluso visitamos un mercadito para comprar recuerditos. Después de un rato de caminar y cantar (como locos) por la calle, decidimos que lo mejor era regresar a la casa y seguir nuestro relajo allá. Llegando, pusimos la música, sacamos la botana y empezamos a jugar caras y gestos. No se imaginan lo gracioso que fue. Estábamos todos muertos de risa. Después de un rato, el cansancio de todo el día nos ganó y fuimos a dormir.
Al día siguiente, nos despertamos para hacer de desayunar. Si pensaste en Hot Cakes, adivinaste. Un rato de juego con Luke y Leia, un rato de plática y a las 11 salió el primer carro. Mis cuñadas y sus amigos tenían que regresar a Guadalajara. Mis hermanos, mi novia y yo también teníamos que regresar a Querétaro pero decidimos quedarnos un rato más para aprovechar la alberca. A las 3 nos regresamos a Querétaro, donde Nacho (mi hermano) tomó un camión de regreso a Guadalajara. Al final, todos disfrutamos de un excelente fin de semana en una casa increíble, en una ciudad de cuentos y con personas únicas.
En verdad, nunca imaginé que la experiencia con Airbnb fuera a ser tan distinta. Era como VIVIR AHÍ.