Después de 7 años con mi novia (Gaby Llamas), decidí que era momento de dar el gran paso y proponerle matrimonio. Por varios años ya veníamos platicando de que casarnos era algo que estaba en nuestros planes, pero antes de eso quería cumplir con otras metas: cambiar de carro, tener una casa/terreno, viajar, etc.
¿Por qué quería eso si aun cuando estuviera casada podríamos trabajar por ello? porque sabía que en el momento en que nos casáramos vendrían nuevas responsabilidades y compromisos, y una de ellas sería el buscar tener hijos. Para una pareja homosexual es un proceso costoso y digamos que quería estar más segura para cuando llegara ese momento.
Así, es que decido una vez que alcanzo mis metas financieras, dar el siguiente paso. ¿Cómo sabía si era la decisión correcta? Se que Gaby Llamas es la persona con la que quiero estar y no me imagino mi vida sin ella. Cursi, no? Tal vez un poco, pero es real.
Empecé a ahorrar en Febrero del 2019 separando una cantidad al mes. Tenía que hacerlo discreto para que no lo notara (tenemos 6 años viviendo juntas y es fácil que se de cuenta por el presupuesto del mes).
En Noviembre, decidí comprar el anillo que había visto para ella y decidí que el mejor lugar para dárselo podría ser en Chichen Itza. ¿La razón? Es un lugar mágico y milenario, además de toda la energía que hay en ese lugar. ¿Qué mejor que hacer una promesa en el lugar donde se conecta el cielo, la tierra y el inframundo? (this is deep!).
Me encargue de agendar los vuelos, de hacer las reservaciones en los hoteles y contactar a un fotógrafo para que estuviera justo en el momento indicado.
Nuestro itinerario era muy sencillo: llegamos a Mérida y disfrutamos la ciudad, conocemos Izamal y nos vamos a Chichen Itzá, para luego regresar a Mérida. En Chichen Itzá, la intención era disfrutar el momento. A un lado de la zona arqueológica se encuentra Mayaland, un hotel mágico en medio de la selva maya. Era el lugar ideal, para descansar y podíamos llegar caminando a la zona arqueológica.
Llegamos a Mayaland e hicimos el check in. El anillo, lo había guardado en mi mochila de la cámara por lo que estaba algo nerviosa de que Gaby lo fuera a encontrar, pero no tenía donde más guardarlo. Nos fuimos a caminar al área arqueológica y cuando llegamos había mucha gente (no esperaba tanta).
Hacía mucho calor, no había ni una sola nube en el cielo y nosotras sudando, pero muy emocionadas de recorrer el lugar. Debo aclarar que yo no conocía Chichen Itzá y la historia maya es de mis favoritas, así que ya se imaginarán mi emoción y mi nerviosismo por lo que iba a suceder.
Una vez que identifiqué al fotógrafo (porque no lo conocía), nos empezó a seguir como paparazzi. Una vez que encontré el lugar perfecto, empecé a ponerme nerviosa. Tenía un speech preparado de unos 10 minutos y en ese momento lo olvidé TODO. Salió de mi boca un resumen como de 1 minuto de mi speech y me hinqué sacando el anillo. Gaby tardó en reaccionar pero en cuanto se dió cuenta de lo que pasaba, pum! Fue un momento increíble y creo que a ninguna se nos va a olvidar nunca.
No pudo resistirse a mis encantos y me dijo “SI”.
Así, nuestro fotógrafo siguió tomando fotos de ese momento y seguimos recorriendo la zona arqueológica para tomar más fotos. Terminando de recorrer la zona, despedimos al fotógrafo y nos fuimos hacia el hotel. Gaby decide ir en una búsqueda exhaustiva por el pueblo de Chichen Itzá, para hacerse las uñas y subir sus fotos de su anillo.
Por fin, encontró un lugar abierto (era sábado a las 6:00pm) y se hizo sus uñas, para luego regresar y poder presenciar el show nocturno de Chichen Itzá. El cielo de esa noche es uno de los más increíbles que he visto con mis propios ojos. Se podría observar toda la bóveda celeste y abajo la pirámide.
Sin duda, es una experiencia que se quedará grabada en mi memoria para siempre y con mucha emoción puedo decir ¡Nos vamos a casar! (Por fin).